Estaba yo, perdido en una llanura azul y taciturna de piedras flotantes que entornan canciones de cristalinos sonidos y los animalejos cubicos se esconden es sus obscuros rincones poliedricos. Habían corrimientos de conciencia, no corrientes, corrimientos!. El cielo morado se enturbiaba en colores sanguíneos mientras las ideas preconcebidas se refundian en las energías primigenias que en si y por si las generaron, esas estatuas de cera. En ese caso, en ese momento, solo en esa situación torne la vista hacia el sol, mi enemigo natural, del cual huyo, lo unico que logre fue una mala sensacion en la vista.
Es irrelevante.
Una vez corrida la neblina de ese etéreo panorama, se devela ante mi mirada atónita el verdadero color de las cosas, la refracción de las ideas ya no es tal, pues no miro a través de una interfaz que separa y distorsiona dos realidades. nada se corre ni suena tal como sonaba en esa instancia, si bien en ese lugar no habia placer, habia mucha paz y las risas desproporcionadas eran el reflejo de la diferencia de densidades de ambos mundos, la interfaz era importante. Se genera dicha interfaz porque el otro mundo esta sumergido, un liquido verde transparente y bien Viscoso, un manantial de cola de mono y un poco de humo por aquí y por aya.
Un viaje a repetir, el caminar por la llanura del olvido, pero solo es un respiro para el alma, solo ella olvida, por un momento.
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