lunes, 27 de septiembre de 2010

viajero

(este cuento lo escribí en reacción a un dibujo que hice, ya pronto lo subiré)

Hombre!, ¿por que te vas?
Estas eran las palabras que le gritaba su esposa a un caminante que se internaba en las dunas, monótonas y desoladas.
Su mochila estaba pesada y sus pies se enterraban en la arena. En su mente pasaban los recuerdos como si fueran dramatizados por sus internos demonios, vestidos de sus hijos o de su mujer o de quien sea, mientras el sol abrasador le freía los sesos, alimentando sus paranoias.
Recordaba vívidamente la última conversación que tuvo con su mujer:
- es solo un pequeño viaje, mujer.
- el desierto es peligroso, puedes morir ahí.
- ¿y aquí no?.
- por lo menos lo harías conmigo.
- pero imagina si llegara con agua para todos, para siempre, en vista de que ya se acabo.

La mujer solo respondió con sollozos, pues las razones de su hombre eran validas, pero temía quedarse sola y temía aun mas el adentrarse al desierto.
Sus manos se entrelazaron en una ultima despedida, pues la probabilidad del agua era remota e infinitesimal.
El hombre hecho en su mochila todo lo necesario para poder realizar la travesía, una pipa de arcilla, un saquito de hierba que quemar, una espada, una bicicleta sin ruedas, un tanque de oxigeno y una cantimplora llena de arena.
El se hundía en la arena y arriba quemando el sol.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

aterrizaje


Un día volaba yo por un torrente de endorfinas, era un viaje algodonoso tranquilo.
Todo iba viento en popa, el sol radiante y las nubes blancas como tu piel.
Aveces volaba de espalda y otras de guata (XD), disfrutando al máximo cada segundo que se iba desgajando de esta mazorca surrealista que unos le suelen llamar devenir.
En un momento decidí meter la cabeza entre las nubes, para ver bajo ellas, y me encontré con un país desolado por la tormenta, las nubes eran densas y violentas, yo desde mi perspectiva no me había percatado de dicho hecho.
Entre tanto placer y disfrute habia olvidado como le habia hecho para llegar tan alto, y en dicho trance volvi a sentir la mano blanca que me habia arrastrado tan tiernamente entre aquellas alturas. De un momento a otro mi vista se nublo y aquella mano blanca se soltaba y se aferraba intermitentemente.
El viento cambio de direccion, ahora soplaba hacia arriba, con estrepitoso ruido, la poca luz que veia se iba opacando, sin embargo aquella gentil mano aun me sujetaba.
El asunto era claro, estaba aterrizando, y lo aceptaria gustoso, ya sea de pie con total gracia o con la cara.

sábado, 18 de septiembre de 2010

dulciamargo

agridulce fue lo primero que pensé, pero lo que saboreé fue "dulciamargo".

Era el olor aquel, que en sí, no era "dulciamargo".
Era aquella textura, que aun particular, ni se acerca al "dulciamargo".
Era ese sonido, diáfano y sostenido, pero ni por suerte "dulciamargo".
Era la calidez de esa fría superficie irregular, que ni por un instante podría ser "dulciamargo".

¿Que era "dulciamargo" entonces?

¿una caricia en forma de bofetada?
¿una detonación silenciosa?
¿un tamiz de cristales eternos?
¿un dolor exquisitamente incoercible?
o mas bien..
¿una sonrisa destructivamente tierna?

¿que sera "dulciamargo"?
Lo cierto es que creo que ya no existe "dulciamargo", para mi.