tú
tierna espiga de trigo
probad tu tallo con la hoz
Tú
caminante a la fuerza noctámbulo
Transfórmate en un diurno espantapájaros desparramado
Tú
joven de carnes firmes
drena tu juventud por el sumidero,
pues la maquina requiere tu esencia para combustir
(redobles de timbales
la orquesta sube estrepitosa
con la velocidad de una bala
por la verticalidad de la escala de re menor)
¡Mariposas desesperadas!
¡quietamente desesperadas!
¡en sus inmaculadas crisálidas permanentes!
Entregadse a la postergación de los placeres
Para la prolongación de la agonía
luchando a diario
por mantener el desayuno...
(una triste flauta traversa dibuja en el aire unas cuantas notas)
en el estomago
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